Cuando pensamos en peces, imaginamos burbujas, colores brillantes y movimientos elegantes… pero también un montón de ideas equivocadas. Sí, hay más mitos sobre los peces que estrellas en el fondo del mar. Hoy en Mi Guau, sacamos la pecera al sol para aclarar qué es cierto y qué es puro cuento acuático.
Mito 1: “Los peces nunca duermen”. Falso. ¡Claro que duermen! Lo que pasa es que no lo hacen como nosotros. No cierran los ojos (porque no tienen párpados) ni usan pijama de Nemo, pero sí tienen momentos de reposo en los que su actividad cerebral disminuye y flotan casi inmóviles. Así que si ves a tu pez “quieto” en la esquina del acuario, ¡no lo molestes! Está echándose una siestita submarina.
Mito 2: “Tienen solo tres segundos de memoria”. ¡Falso y ofensivo para nuestros amigos nadadores! Estudios científicos han demostrado que algunos peces, como los goldfish, pueden recordar cosas durante meses. Aprenden rutinas, reconocen a sus cuidadores y hasta identifican formas y colores. Así que, si tu pez se emociona cuando te acercas, no es casualidad: ¡se acuerda de ti!
Mito 3: “Todos los peces pueden vivir en una pecera redonda”. Este mito ha causado muchos dramas en el mundo pez. Las clásicas peceras redondas no son adecuadas para la mayoría de especies, ya que limitan el oxígeno y el espacio, y no permiten filtros ni calefacción adecuados. Los peces necesitan un ambiente estable y acorde a su especie. Un acuario rectangular con buen sistema de filtrado es mucho mejor. ¡Nada de apartamentos tipo cápsula!
Mito 4: “Los peces son mascotas aburridas”. ¡Tremenda mentira! Cada pez tiene su personalidad. Algunos son curiosos, otros tímidos, y algunos (como los betta) hasta se creen reyes del acuario. Además, observarlos es terapéutico, relajante y… adictivo. Con el acuario adecuado y un poco de atención, pueden darte más entretenimiento que una maratón de telenovelas.
En resumen, nuestros amigos escamosos son mucho más complejos, memoriosos y encantadores de lo que muchos creen. Así que la próxima vez que mires a un pez, recuerda: no solo nada en círculos… también piensa, sueña y, si lo cuidas bien, ¡te reconocerá cada vez que entres a la habitación!
