La imagen clásica del gato cazando ratones está tan arraigada que, cuando vemos a un minino temblando frente a un roedor, lo primero que pensamos es: “¿me habrán vendido un gato vegano?”. Pero no estás solo. En Mi Guau hemos recibido varios testimonios de humanos desconcertados porque sus felinos, en vez de entrar en modo cazador, activan el botón de pánico al ver un ratón.
Camila, dueña de Leo, un gato persa de cinco años, cuenta: “Un ratoncito de juguete con sonido lo hizo salir disparado y esconderse en la tina. Pensé que era un chiste, pero lleva tres días sin acercarse al baño”. No es raro. Según veterinarios y especialistas en comportamiento felino, algunos gatos desarrollan fobias a estímulos inesperados, incluidos los roedores, sobre todo si no han sido expuestos a ellos desde pequeños.
Al contrario de lo que creemos, cazar no es un “software preinstalado” completo. Aunque los gatos tienen un fuerte instinto depredador, la conducta de caza se perfecciona con la experiencia. Si un gato nunca ha tenido contacto con presas reales o si ha vivido siempre en entornos controlados y tranquilos, un ratón real (o incluso uno de juguete) puede resultarle algo totalmente desconocido… y por tanto, aterrador.
Además, hay factores individuales que influyen: algunos gatos son más ansiosos o inseguros por naturaleza. Mateo, dueño de Pipo, un gato siamés, relata: “Le puse un hámster en una jaula para ver qué hacía. Se quedó paralizado y luego se fue caminando despacito, como fingiendo que no había pasado nada”. La etología felina explica que los gatos, como los humanos, pueden tener respuestas fóbicas ante ciertos movimientos o sonidos que asocian con peligro, incluso si no hay una amenaza real.
También existe el caso de los gatos con traumas o malas experiencias. Una veterinaria nos contó de una gata que había sido rescatada de una casa donde vivía con roedores agresivos (sí, eso pasa). Desde entonces, el simple chillido de un ratón la ponía en estado de alerta total. Es decir, no todos los gatos nacen con alma de Tom (el de Tom & Jerry), y algunos más bien se identifican con Jerry.
Así que si tu gato le tiene miedo a los ratones, no lo juzgues: es tan felino como cualquiera, solo que con gustos diferentes. Tal vez prefiere perseguir luces láser o atacar calcetines. Y al final del día, ¿quién necesita un cazador de ratones cuando tienes a un compañero que te calienta los pies y te observa con juicio desde lo alto del sofá?
